No abusar del pan. El más recomendado es el integral porque su alto contenido de fibra mantiene controlado el azúcar en sangre. Lo ideal sería eliminar completamente el pan de las comidas (sobre todo el blanco), especialmente si el plato principal tiene alto contenido en hidratos de carbono, como pasta, arroz, papas o legumbres.
Comer verduras al menos una vez al día. Para el verano, una que no puede faltar es la espinaca; preparala cruda en ensalada, con atún y palta:¡es un hit! Esta verdura es excelente porque tiene realmente muy pocas calorías y carbohidratos, es muy nutritiva y, a su vez, da sensación de saciedad.
No consumir arroz más de una vez cada 15 días. Es uno de los alimentos que más eleva la glucemia (el azúcar en sangre) y, además, lo hace de una forma muy mantenida. Aunque nos guste, teniendo diabetes es mejor dejar de comerlo. Pero si no se puede, un tip es reservar el arroz para platos que realmente valgan la pena.
Optar por carnes magras. Es muy importante controlar la grasa. Las mejores son el pollo y el pescado; las rojas deben consumirse con moderación y preferentemente cortes como lomo o peceto; y las que es mejor evitar por completo son las muy grasosas, como el cordero o cerdo.
Despedirse del azúcar. Nunca está de más recordar lo importante. Existen edulcorantes industriales para todos los gustos. Quienes optan por lo natural, elegirán la stevia, que se consigue en hojas, en dietéticas.